“Max Payne” narra la historia de un policía cuya familia ha sido asesinada y que, mientras lleva a cabo su venganza para encontrar a los responsables de este crimen, destapa la corrupción que existe en la ciudad.
Esta película, que proviene de un videojuego, trata de conciliar las dos formas artísticas (cine y videojuegos) en una sola. Su director, John Moore, intenta satisfacer al espectador con este largometraje y mostrar qué no se trata de una película más. Pero su propósito no se cumple al cien por cien, pues la propuesta es aburrida y un tanto lenta.
Además, aquellos que quisieran ver una película de acción en toda regla pueden quedar decepcionados, ya que las escenas de este tipo son escasas.
Asimismo, la trama avanza muy lenta y metódicamente. Por ello, los que desconociesen el videojuego en el que se inspira pueden quedar insatisfechos, mientras que los conocedores del mismo se mostrarán desencantados porque el film no responde a las expectativas creadas.
En cuanto a los actores, Mark Wahlberg es correcto en su interpretación, mientras que la representación de sus compañeros, Mila Kunis, Beau Bridges o Chris O’Donnell, resulta poco profunda.
En definitiva, “Max Payne” se puede calificar como una mezcla de los ingredientes que ya se han visto muchísimas veces en el cine de acción, pero con un déficit de esos ingredientes, pues la película pedía más movimiento
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