A la hora de ver “Appaloosa”, la película dirigida por Ed Harris y protagonizada por él, Viggo Mortensen y Renée Zellweger, se pueden distinguir varias formas.
La primera de ellas es como un western que comienza muy bien encaminado, pues dos tipos llegan a un pueblo y tienen que enfrentarse a una banda de criminales que están causando estragos. Este argumento va cogiendo fuerza y, aunque los conflictos no son demasiado largos, este hecho hace que el ritmo sea más dinámico y entretenido. Por ello, al ver “Appaloosa” como un western se puede decir que aprueba el examen.
La segunda forma de ver “Appaloosa” es como una película romántica desde que aparece Zellweger, sin duda, el principal error del filme pues no da la talla ni reúne las características de la fémina que cambia los acontecimientos. Tras su aparición surgen nuevos conflictos y situaciones del género amoroso, que desarrollarán una nueva trama entorno al personaje femenino con situaciones de parejas comunes o no tanto.
La tercera, y última forma de acercarse a “Appaloosa” es porque está el siempre genial, cumplido y superior Viggo Mortensen. Este intérprete siempre cumple y propone un western diferente, fuera de lo común y con unas escenas memorables como los duelos en el pueblo mexicano (Appaloosa).
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